Cuando se habla del autoconcepto se suele confundir con autoestima, pero, ¿es lo mismo?
¿Por qué es importante conocer el autoconcepto?
¿Alguna vez has sentido que la idea que tienes de ti mismo no concuerda con tus acciones o con lo que esperas de ti mismo?
Ambos nos ayudan a formar una imagen sana de nosotros mismos y por lo tanto, a lograr obtener equilibrio y bienestar.
El autoconcepto nos habla del conjunto de elementos que nos ayudan a describirnos a nosotros mismos, la idea que tenemos de nosotros como seres sociales, psicológicos, físicos y espirituales. A veces tenemos percepciones muy equívocas sobre lo que nos representa, siendo que nos confundimos entre el yo real y el yo ideal.
Durante el siglo XVI surgieron eventos e ideologías nuevas que llevaron a la definición del yo como símbolo de identidad. Muchas teorías nos hablan de que la formación de nuestra identidad se atribuye también por el ambiente social. La construcción del autoconcepto requiere de una estructuración de información que se almacena desde autoesquemas, los cuales permiten crear conceptos de nosotros mismos desde diferentes dimensiones y contextos. Higgins (1987), mencionaba que existen tres tipos de autoesquemas:
a) Yo “real”: Cómo somos en realidad.
b) Yo “ideal”: Cómo nos gustaría ser.
c) Yo “que debería ser”: Cómo pensamos que deberíamos ser.
Cuando hay una incongruencia entre estos tres elementos, sentimos emociones que chocan entre sí, como cuando pensamos que debemos ser más ordenados, pero en realidad nos cuesta mucho trabajo ordenar, inclusive desde pequeños detalles como nuestra cama. Pensamos que deberíamos ser limpios y ordenados, y al no serlo, nos invaden sensaciones incómodas, emociones y sentimientos como la ansiedad.
Podríamos entonces optar por culparnos, por dejarnos llevar por pensamientos intrusivos que nos lleven a la desesperación o tristeza. Pero tenemos la opción de buscar autorregularnos. Es decir, buscar disminuir las emociones vistas como negativas, y regular nuestras sensaciones para comenzar con planes acorde a nuestras posibilidades, tiempos y habilidades.
Si logramos mejorar nuestro autoconcepto, tendremos más claridad en nuestras competencias, fotalezas y áreas de oportunidad. Puesto que la comprensión ayudará a que mejoremos aquéllas zonas que no hemos logrado trabajar, y a aumentar nuestras oportunidades de crecimiento y desarrollo personal.
Tres pasos importantes para lograrlo son:
La autoevaluación. La búsqueda de virtudes, motivaciones, características, etc que nos definen y que nos ayudan a descubrir quiénes somos en realidad.
La autoverificación. Visualizar y comprender al Yo Real en la posición que le corresponde con respecto al Yo Ideal, coparticipando tanto de los éxitos como de los fracasos.
Automejoramiento. Para el logro de una transformación que nos genere plenitud se requiere de estrategias y técnicas que estén encaminadas a la acción y al equilibrio de nuestra identidad y psique.
Psicóloga Claudia Kuri
reEncuentro
Referencias
Higgins, E. T. (1987). Self-discrepancy: A theory relating self and affect. Psychological Review.
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