A veces se confunde la psicología positiva con un pensamiento meramente "positivo", y claro, esto sucede pues nos encontramos con una ola de pensamientos que escuchamos todos los días: "Tú puedes", "Si lo visualizas lo tendrás", Si piensas de manera negativa te pasarán cosas malas...etc. Estas ideas están bien si quieres sentirte tranquilo de manera momentánea, pero una vez que te imagines el carro, la casa, la persona ideal, etc en tu mente, y a la semana te des cuenta de que no los tienes, vendrá la frustración, pues estás basando tu felicidad en aspectos efímeros, donde no hay un trabajo interno y externo que sustenten tus objetivos, pero además basando tu mundo simbólico en la sociedad que te rodea.
Creemos que es labor de nuestro amiga, de nuestro hermano, del maestro, etc., el hacernos sentir bien, resolver nuestros problemas y pocas veces nos hacemos responsables de nuestros actos o errores. Siendo que estos últimos son la clave para nuestro crecimiento y proceso de felicidad. ¿A qué me refiero con proceso de felicidad?
Siempre buscamos una forma de sentirnos bien, de no sufrir, de no llorar, y no nos damos cuenta de que a veces necesitamos esa tristeza, ese enojo para romper con el círculo vicioso en el que estamos. Un ejemplo es, una persona en una relación violenta que busca evadir el dolor, seguir justificando a su pareja y pensar: "pero es bueno cuando quiere", "pero si es tan tierno", "pero me trajo flores, seguro que se arrepintió". Esta persona está evitando su propio dolor y por lo tanto, evita enfrentarse a éste, prolongando de forma irónica, el dolor de la violencia en su vida.
Nunca se llegará a la felicidad real si se evaden las emociones que nos alertan que algo no está bien, esa sensación de angustia, de inconformidad, de molestia que hay en nosotros cuando sabemos que necesitamos de un cambio. Ese proceso inicia cuando se valoran las emociones y sentimientos que nos indican peligro.
El miedo, el enojo y la tristeza cumplen funciones muy importantes que no debemos ignorar, ni tampoco prolongar, puesto que esto es el inicio de trastornos mentales que afectarán más campos en nuestra vida. Es decir, un problema en nuestras relaciones se refleja a la larga en nuestro desempeño psicosocial y muchas veces nos despersonalizamos, sentimos que no somos más nosotros mismos.
La psicología positiva valora el equilibrio que debe existir entre nuestras emociones negativas como positivas. Nos lleva a cuestionarnos aquellas fortalezas y virtudes que pensamos perdidas o que no sabemos ni siquiera que existen. Para eso debemos identificar lo que nos está haciendo daño, nombrarlo y entonces entender su funcionamiento, no solamente verlo como un problema que hay que curar, sino aceptar que existe esa parte en nosotros e integrarla para sanarla y trascenderla, a través de diferentes soluciones e interpretaciones.
Entonces, hay mucho que decir sobre esta corriente del psicólogo Martin Seligman que nos abre una visión interesante acerca de nuestros pensamientos y forma de ver el mundo, así como, de la forma en que resolvemos nuestras diferencias con los demás.
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Psicóloga Claudia Kuri
reEncuentro
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